Este hijo les dice a sus padres que vendrá pasado un mes. En este caso, el dolor de los padres será indudablemente menor, ya que saben que, en poco tiempo, lo van a volver a ver. Supón ahora que, pasado ese mes, el hijo llama por teléfono a sus padres y les dice que le es imposible viajar y que debe posponerlo 30 días más. Pongamos la situación que esto va sucediendo una y otra vez, mes a mes, hasta que llega el año y el hijo por fin regresa a casa de sus padres (sigue en pág.7)